La obesidad es algo más complejo que comer en exceso o la falta de ejercicio, y está directamente relacionada con el equilibrio hormonal. Las hormonas desempeñan un papel fundamental en el control del peso, ya que regulan el apetito, el almacenamiento de grasa y el metabolismo. La alteración del equilibrio hormonal puede aumentar el apetito o favorecer el almacenamiento de grasa. Esto dificulta la pérdida de peso. En particular, hormonas como la leptina, la grelina, la insulina y el cortisol tienen efectos importantes en el proceso de la obesidad, y los desequilibrios de estas hormonas pueden impedir que las personas se propongan alcanzar un peso saludable. Por lo tanto, mantener el equilibrio hormonal es de gran importancia en la lucha contra la obesidad.
Las principales hormonas asociadas a la obesidad son:
1. Leptina - Hormona de la saciedad:
Producida por el tejido adiposo, la leptina permite al cerebro reconocer que se está saciado después de comer. En las personas con sobrepeso, se desarrolla una resistencia a la leptina; esto significa que el cerebro no puede recibir la señal de saciedad, lo que puede provocar una sensación constante de hambre. Además, los niveles elevados de leptina pueden aumentar la inflamación en el organismo, lo que dificulta aún más el control del peso.
2. Grelina - Hormona del hambre:
La grelina, conocida como la hormona del hambre, aumenta el apetito y anima al cuerpo a comer. Las personas obesas suelen tener altos niveles de grelina, lo que dificulta el control del apetito. Curiosamente, las cirugías de reducción de estómago, como la manga gástrica, reducen eficazmente la producción de grelina y, por lo tanto, ayudan a las personas a controlar su apetito.
3. Insulina - Hormona de almacenamiento de grasa:
La insulina es responsable de regular el azúcar en sangre. En las personas con sobrepeso, a menudo se desarrolla resistencia a la insulina, lo que provoca un aumento del almacenamiento de grasa corporal y una elevación del azúcar en sangre. Esta resistencia puede crear un círculo vicioso que dificulta aún más la pérdida de peso. Además, los niveles elevados de insulina pueden favorecer el almacenamiento de grasa visceral, es decir, grasa alrededor de los órganos internos, lo que es muy perjudicial para la salud metabólica (una de las principales causas del síndrome metabólico).
4. Cortisol - Hormona del estrés:
El cortisol es liberado por las glándulas suprarrenales en respuesta al estrés e interviene en diversas funciones corporales, incluido el metabolismo. El estrés crónico puede aumentar los antojos de alimentos azucarados y grasos al elevar los niveles de cortisol. Esto puede conducir a la acumulación de grasa, especialmente en la zona abdominal, y plantea riesgos significativos para la salud del corazón.
En consecuencia, la cirugía bariátrica tiene efectos positivos sobre las hormonas que afectan al metabolismo del apetito. En concreto, se ha observado que los niveles de leptina funcionan con mayor eficacia y la producción de grelina disminuye tras la gastrectomía en manga. Estos cambios permiten a los individuos sentirse saciados más rápidamente y reducir la sensación de hambre, al tiempo que aumentan la sensibilidad a la insulina y reducen el almacenamiento de grasa. Además, la cirugía bariátrica puede mejorar la capacidad de afrontar el estrés al estabilizar los niveles de cortisol y, por tanto, ayuda a adoptar hábitos alimentarios saludables. La cirugía bariátrica desempeña un papel importante en el mantenimiento del equilibrio físico y hormonal del organismo y contribuye a lograr resultados eficaces en la lucha contra la obesidad.
